Quito, 09 de marzo de 2016
Aprender y perfeccionar la técnica del arte circense no es el único propósito que tienen los jóvenes que acuden diariamente al Circo Social, proyecto del Patronato San José. También buscan incursionar con ideas de emprendimiento.
Estefanía, Nadia, Sade, Andrés y Juan son cinco jóvenes que ahora son socios. Empezaron esta semana un emprendimiento de comida nutritiva denominado: “Circocina” para complementar los duros entrenamientos de los talleres que se imparten en el hangar de Circo Social. “La idea es aprender y vivir de lo que aprendemos en Circo Social, además lo que queremos es ofrecer alternativas nutricionales como un suplemento para los entrenamientos de nuestros compañeros”, comenta Estefanía.
La idea empezó entre Estefanía y Nadia integrantes del Circo Social desde hace un año. Apasionadas por la danza aérea, la acrobacia y los malabares, se dieron cuenta en los entrenamientos de que varios de sus compañeros iban sin desayunar. Es entonces que a través de la experiencia de Nadia, quien había realizado cursos de pastelería y repostería decidieron elaborar menús nutritivos y accesibles a los bolsillos de sus compañeros.
Circocina surgió de esta necesidad y hoy cuentan con el espacio equipado para elaborar alimentos saludables como: cup cakes, tortas de zanahoria y manzana, choclos con queso, picaditas con verduras, frutas, jugos nutritivos, entre otros.
Para Sheila Villanueva integrante del Circo Social, contar con esta propuesta es algo innovador. “Es difícil poder contar con el apoyo de tus padres ya que no entienden que el circo te exige un buen estado físico y la alimentación es indispensable. Esta iniciativa nos va a ayudar pues la comida está elaborada por personas que conocen la necesidad de quienes entrenamos”, concluye Sheila.
