e habitante de calle a promotor comunitario, así cambió la vida de Jonatan Alvarado, un joven de 21 años, quien durante su niñez conoció la soledad viviendo en las calles de Quito. “Desde los siete años vendía caramelos, betuneaba, hacía malabares, incluso robaba para llevarme un pan a la boca o poder cubrirme”, comenta. Para mayor información La Hora
