Este lunes 30 de marzo del 2020, familias vulnerables residentes de la parroquia rural de Nayón y adultos mayores de Chillogallo recibieron kits de alimentos, los que fueron entregados por la presidenta de la Unidad Patronato Municipal San José, Lilia Yunda. Hasta el momento se han beneficiado a 11 mil familias aproximadamente.
Desde el centro de acopio, en la Universidad Salesiana, salieron Lilia Yunda y técnicos del Patronato con donaciones. En este lugar se clasifican y se arman los kits que son distribuidos en los sectores que más los necesitan (aquí no se reciben donaciones individuales). Llegando a Nayón, estaban ubicadas más de 80 familias en sus hogares para entregarles, poco a poco las ayudas. En su mayoría, son miembros de la comunidad Chachi, residentes en Quito. Trabajan en floricultoras del sector, las que por la crisis que afronta el país y el mundo, han tenido que cerrar sus puertas temporalmente, por esto muchas personas al momento se encuentran sin trabajo, sin ingresos. Como es el caso de Dayane Herrera quien dijo, “esto es muy bueno, somos familias pobres, vivimos del día a día, trabajamos en los viveros y estos se cerraron, esta es una muy buena ayuda”.
Es difícil también la situación de quienes llegan a Quito para recibir atención médica como Ángel Añapa, miembro de la comunidad Chachi de Esmeraldas. Llegó la primera semana de marzo para atender a su hijo en el hospital Baca Ortíz, “el momento en que le dieron de alta, me quedé atrapado aquí. No puedo regresar a mi pueblo, no hay transporte, no tengo recursos. Por eso yo agradezco mucho esta ayuda, porque no tenemos a dónde acudir”, explicó.
Terminada la entrega en Nayón, los equipos se movilizaron al sur de la ciudad para llegar a Chillogallo. Aquí se procedió a la entrega de raciones de alimentos a adultos mayores. Los vecinos de la zona se organizaron para contactar con el Patronato San José y dirigir los esfuerzos hacia las personas más necesitadas. Ese es el caso de María, de 88 años. Tiene problemas de visión y de audición, vive con un sobrino de 73 años, ambos se dedican a la recolección de papel y plásticos. La sonrisa de los adultos mayores fue la mejor muestra de agradecimiento después de recibir las donaciones.
En este sector vive también Lola Sánchez, ella y su esposo cuidan de 6 nietos que quedaron huérfanos. Viven con una hija y tres hijos, son 12 personas en total. Los adultos se dedican a la venta autónoma y en esta temporada no han salido a comercializar sus productos. “Dios les pague por esta ayuda; esto nos permitirá darles un bocadito a los niños, porque a veces hacemos el almuerzo y no hay merienda, ya dormimos tomando agüita”.